Transforma lo que te rodea en tulipanes
- PridePrivate
- 26 oct 2018
- 16 Min. de lectura
Actualizado: 10 ene 2019
MEMORIA PRÁCTICA:
1. PROCESO DE CREACIÓN:
El proceso de creación del logo comenzó sin que nosotras fuéramos conscientes de ello. En primer lugar, elegimos el nombre de una película que nos gustase y con la que nos identificáramos y fue ahí donde surgió la palabra "Pride". En nuestro caso, añadimos una segunda palabra: "Private". A continuación, se nos pidió que pensásemos en un objeto que, combinado con dichas palabra, pudiesen dar lugar a un logotipo. Por ello, elegimos un tulipán, cuyo diseño pasó por diferentes fases que van desde el icono del tulipán de Whatsapp hasta un tulipán con la parte superior marchita.
Una vez finalizado el proceso de creación del imagotipo, entramos en diseñar la tipografía que lo acompaña y que completaría así la idea de nuestro logo. Jugando con las dos letras iniciales de Pride y Private y con la simetría creamos lo que creemos podría utilizarse como un segundo imagotipo.


2. INTERVENCIÓN EN LA URBE:
La intervención en la urbe consistía en colocar nuestro logo en un formato "anuncio" en el que se escribiesen en la parte inferior de la lámina (donde en un principio irían los números de teléfono) una serie de palabras relacionadas con el significado del logo. Estas palabras son: igualdad, justicia, libertad, normalización, aceptación, respeto, orgullo, sororidad, lucha, dignidad, identidad, tolerancia y diversidad. A continuación, elegimos distintos lugares donde colocar dicho cartel. El primero, dentro de la universidad, fue el baño de los chicos y los otros tres en la urbe fueron una iglesia, un centro de cirugía estética y una zona confluida por estudiantes.
-Baño de hombres de la FCCE-
-Iglesias-
-Centro de cirugía plástica-
Por último, queríamos proponer una posible intervención futura que consistiría en pintar o pegar nuestro logo sobre diferentes carteles publicitarios que consideramos sexistas.
reflexión crítica:
Nuestra idea para la creación del logo parte de dos fuentes:

Por un lado, de una publicidad que consideramos denigrante para la mujer por su contenido, ya que se atreve a comparar la vulva, concretamente los labios mayores y menores, con dos bocadillos de los que sobresale más o menos del relleno.
Por otro lado, y basándonos en la película que elegimos al principio de curso, Pride, decidimos poner en práctica algo que se fomenta en la misma: cuando alguien te insulta, en lugar de ofenderte, te apoderas de ese insulto; lo haces tuyo. En el caso de Pride, un grupo de homosexuales (LGSM= Lesbians and Gays Support the miners) recaudan dinero para apoyar la huelga de los mineros en la época de Margaret Thatcher. Con el objetivo de desacreditarlos, un periódico cubre la noticia con el título “perverts support the pits”. LGSM le da la vuelta a la situación, convirtiéndolo en su eslogan “Pits and Perverts” y aprovechando la popularidad que este medio le otorga para recaudar dinero.
Eso es lo que hemos querido homenajear. Si piensas que los labios vaginales que se salen de lo normativo (por ser demasiado grandes o irregulares) son feos, nosotras sacamos nuestro orgullo y lo hacemos nuestra seña de identidad.
Además, partiendo de la palabra pride (orgullo) y jugando con el comienzo de la palabra (PR), la asociamos a otra private (privado), para reivindicar que se trata de nuestro cuerpo, nuestra decisión y, por tanto, es un ámbito privado en el que nadie tiene derecho a entrar y opinar (RAE: Privado=Particular y personal de cada individuo).
Una vez teniendo claro qué queríamos poner en valor y para tener un punto de partida en el proceso de creación gráfica de nuestro logo, decidimos pensar en un objeto que se relacionase con la vulva. Concretamente, nos hemos centrado en el componente visual para elegir un tulipán. Además, las flores siempre se han ligado a las mujeres por la idea de fragilidad y delicadeza. En este caso, la usamos como símbolo de fortaleza y rebeldía, mostrando nuestro inconformismo y transformando la realidad que vivimos, dándole nombre a esta entrada.
En el proceso de creación del logo fuimos avanzando desde una primera idea muy ligada a la forma del tulipán, donde incluso nos atrevimos a jugar con si los pétalos eran más o menos turgentes haciendo una comparación con los labios vaginales, hacia una idea mucho más conceptual, con un diseño más abstracto en el que no se hace evidente la idea que hay detrás, sino que hay que indagar para conocer su historia y lo que reivindica. Esta opción de no desvelar el significado oculto se aplica en logos mundialmente conocidos como es el caso de la marca Nike, cuyo imagotipo surge a partir de las alas de la diosa griega Nike. Dicho logo también cumple con la característica de simpleza, algo que hemos querido reflejar en nuestra propuesta. Utilizando materiales asequibles y cotidianos y siguiendo un diseño sencillo se puede crear un impacto en la sociedad.
Además, buscando fuentes de inspiración, topamos con que, partiendo de los logos más conocidos, surgen lo que se conoce como antilogos, cuyo objetivo es llamar la atención sobre las injusticias sociales que cometen estas grandes marcas. Siguiendo con el caso de Nike, encontramos críticas a sus métodos de producción basados en la explotación infantil. Otro ejemplo sería la cantidad de antilogos que han surgido tras la decisión de la FIFA de celebrar el mundial de 2020 en Qatar, donde no solo nos encontramos violaciones continuadas a los derechos humanos, sino que, además, se están generando condiciones deplorables para los trabajadores extranjeros de las infraestructuras del Mundial de Fútbol.
Viendo el poder visual de estas imágenes decidimos que queríamos darle ese enfoque crítico a nuestra propuesta. El hecho de partir de una problemática real ha sido vital para nosotras, pues pone de manifiesto que el arte puede y debe usarse como una herramienta para luchar contra los órdenes impuestos. Además, nos ha dado la oportunidad de reflexionar sobre el tema en profundidad, así como de poner la emoción al servicio del arte ya que toda la idea surgió a partir de un sentimiento de rechazo hacia las imposiciones sociales de lo normativo y de sentir que, una vez más, el físico de la mujer es puesto en la vitrina para ser fuente de críticas de la opinión pública.
La primera conclusión a la que hemos llegado es que, cuando intentábamos explicar el proyecto, no sabíamos cómo llamar a la vulva de una manera que no sonase vulgar. Está claro que todos conocemos palabras coloquiales para referirnos a ella, pero cuando tratamos de hablar en un espacio universitario y en el que se presupone cierta riqueza lingüística nos era muy complejo. Esto ocurría principalmente porque la palabra vulva suena tonta e infantil, algo que no pasa con la palabra vagina, por ejemplo. De este modo, cuando se quiere hablar de los órganos sexuales femeninos muchas veces se recurre a esta palabra, la cual hace referencia única y exclusivamente al conducto interno que va desde la vulva hasta la matriz (RAE), invisibilizando así todas las partes que rodean a la misma, como los labios mayores y menores o el clítoris, órgano cuya única función es la de darnos placer. Resulta muy interesante ver cómo en la cultura popular todo esto se haya reducido a la palabra “vagina”, como si la única parte importante del órgano sexual femenino fuese ese conducto por el que entra el pene y que permite la fecundación (dejando claro cuáles son las funciones que la sociedad espera de la mujer: dar placer al hombre -que no sentirlo- y traer descendencia).
Además, continuamos indagando en cómo las mujeres hemos crecido avergonzándonos de nuestra vagina: si lubrica o no lo esperado, si es lo suficientemente prieta para el disfrute masculino, pero sin serlo tanto como para que el pene no pueda entrar, si huele o no como debería, etc., además de haber sido socializadas para creer que nuestra vulva no es lo suficientemente bonita para mostrarla ni si quiera a las personas que se suponen de confianza para llegar a ese punto. Tal y como recoge Jen Gunter (23 de noviembre de 2017) "muchas veces son los compañeros varones los que explotan las inseguridades vaginales y vulvares como si se tratara de un arma de abuso y control emocional. La idea es sacar provecho de la incapacidad de la sociedad de sostener discusiones públicas, y maduras, acerca de la vagina y la vulva".
Partiendo de esta concepción, están surgiendo numerosos proyectos artísticos que tratan de visibilizar las diferentes vulvas, tratando de empoderar a las mujeres y acabar con esa concepción social de que es algo feo y susceptible de ser vergonzoso, que huele mal y no debe tocarse (ligándose con el tabú que hay hacia la masturbación femenina, algo que daría para escribir otra entrada completa).
La artista e ilustradora Irene Mala ha lanzado un proyecto para que las mujeres no solo se atrevan a autoexplorarse y conocerse, sino a reconciliarse con su propio cuerpo. Para ello, ha pedido a diferentes mujeres que se fotografíen para, posteriormente, publicar una secuencia de ilustraciones que muestran la gran diversidad que existe.
Un proyecto similar es The vulva gallery, que acompaña las ilustraciones con historias reales de mujeres que se han sentido acomplejadas en algún momento de su vida por su vulva.
No obstante, la idea no es solo utilizar el arte para empoderar a las mujeres, sino para llamar la atención sobre todo aquello que de una forma u otra contribuye a perpetuar aquellas ideas patriarcales que relegan a la mujer a un segundo plano. El arte busca aportar soluciones, entendiendo que la solución no hace referencia exclusivamente a algo tangible que resuelva un problema determinado, sino que puede ser el simple hecho de motivar la unión entre diferentes personas que, en un principio, no tienen nada en común, aunando sus fuerzas para apoyar algo que consideran importante. Un claro ejemplo sería el proyecto llevado a cabo por el equipo de Boa Mistura, que pretende crear lazos entre las personas de una comunidad para que, juntas, transformen el entorno en el que viven. La solución aportada no es tanto el resultado de la intervención en sí, por ejemplo, que las calles de una favela - Luz Nas Vielas - se tiñan de colores, sino todo el camino recorrido para llegar a ello, conseguir que esas personas se incluyan en el proceso de cambio, que participen y que se sientan orgullosos de su trabajo y del de el resto de personas de su comunidad.
Esto es lo que buscan proyectos como los mencionados anteriormente cuya solución propuesta pasa por mostrar la diversidad, por compartir el conocimiento individual y ponerlo al servicio de los demás, por crear redes y por fomentar la sororidad sin la cual el feminismo estará perdido. En definitiva, el arte no termina de ser arte hasta que se comparte.
Por esto, este proyecto no estuvo completo hasta que pasamos a la fase de intervención en la urbe. De esta segunda fase, lo primero que nos llamó la atención fue la forma en la que íbamos a llevarlo a la ciudad. El hecho de “confundir” una obra artística con un cartel publicitario nos parece súper poderosa por un motivo: esta sociedad es mucho más permisiva con la publicidad que con el arte callejero. No nos extraña ver anuncios pegados por todos lados, ni carteles a gran tamaño de diferentes marcas. Sin embargo, se es mucho más crítico con el arte, se mira con lupa aquello que se expone y, en muchos casos, se considera vandalismo ¿Por qué? La respuesta parece sencilla: no hay nadie que se esté lucrando con ello. Lo que no mueve dinero, no interesa.
Esto nos dio una idea de cómo intervenir en la ciudad. Puesto que nuestras calles están repletas de publicidad sin que podamos hacer nada para evitarlo y dado que en muchos casos aquello que se anuncia, o la forma en que se hace, ataca a los ciudadanos que habitan y recorren esas mismas calles, decidimos apoderarnos del espacio. Inspirándonos en la obra del artista JR, y en su idea de cómo el arte puede cambiar la forma en que vemos las cosas, realizamos una intervención virtual que consiste en pegar nuestro logo sobre aquellos carteles que consideramos poco apropiados y que, normalmente, pasamos por alto, invitando a que se vuelvan a mirar con unas nuevas gafas, con espíritu crítico, reivindicando que se trata de nuestra ciudad y de que no toleramos la apología de la desigualdad, pues la calle es nuestra, nos pertenece.
Lo segundo que nos movió a la reflexión fue decidir los lugares en los que llevaríamos a cabo nuestra intervención. Resulta evidente que buscamos crear conciencia en la sociedad, pero ¿de quién consideramos que es urgente llamar la atención? ¿Quién se relaciona de una forma directa o indirecta con las decisiones que se toman sobre el cuerpo de la mujer? ¿En qué medida afecta la opinión de ciertos colectivos?
Comenzamos por colocar el logotipo en el baño de hombres de la Facultad de Ciencias de la Educación. El motivo por el que elegimos dicho lugar fue porque creemos que es vital hacerles ver hasta qué punto su opinión influye sobremanera en la forma de actuar del sexo femenino. Comentarios del tipo “si no se depila, yo paso” son más que habituales y muestran una vez más que en esta sociedad los hombres se creen con el derecho a opinar sobre el cuerpo femenino y crear una idealización de este en general y de la vulva en particular. De este modo, buscamos que se responsabilicen por sus actos y reconozcan el papel que juegan en la presión social a la que se somete a las mujeres en relación a su físico. A pesar de que el logotipo duró menos de 24 horas, dio tiempo a que se arrancasen palabras como libertad, orgullo, lucha y dignidad. No sabemos si las habrán relacionado con la situación de la mujer, pero lo que es evidente es que son palabras que invitan a la reflexión.
Para continuar, decidimos llamar la atención de uno de los sectores más conservadores de la sociedad: La Iglesia. Consideramos que es necesario atacar la hipocresía de una institución en la que el cuerpo de la mujer es visto como provocadora del pecado y donde la sexualidad se convierte un tabú, con todo lo que ello implica. Tal y como expone en su blog la escritora y activista feminista Lara Alcázar, la Iglesia Católica entiende que el destino de las mujeres es la maternidad, reduciéndonos así a "meros objetos de reproducción y cuidado" y subrayando que el placer sexual solo es aceptable si tiene un fin reproductivo y, por tanto, condenándolo fuera del seno matrimonial.
El interés de colocar nuestro logo en una iglesia era el de ver la reacción de aquellas personas ligadas a esta institución. Conseguirlo no fue fácil y tuvimos que realizar varios intentos. Empezamos por la Capilla de los Marineros, destino turístico de Triana. Allí el logo apenas duró unos minutos, pero dio tiempo a que varios transeúntes se pararan a observarlo. El sacristán de la capilla lo detectó y lo arrancó, marchándose con él y sin ser capaz de contener la curiosidad por descifrar lo que estaba mirando, dejándonos una imagen muy curiosa. Más tarde nos dirigimos a la parroquia de San Jacinto, pero es un lugar de paso y no obtenemos resultados demasiado interesantes. Por último, nos dirigimos a la Iglesia de Santa Ana. Allí la intervención fue muy exitosa ya que para comenzar vivimos de primera mano la reticencia a que se colocase nuestra obra, a pesar de instarlos a leer las palabras positivas que se exponen en ella y negando que se tratase de nada ofensivo. A continuación, se colocó en la puerta trasera de la iglesia, donde entraban y salían muchos “parroquianos” y allí causó un gran impacto pues motivó la curiosidad de los presentes. Se notaba la timidez a acercarse mientras estábamos por allí, pero la curiosidad les podía y lo hacían disimuladamente. Dos señores mayores salieron a fumar y a charlar tranquilamente y se colocaron junto al logo, dejando una imagen mental muy potente, pues eran totalmente ajenos a que tenían una vulva al lado. Cuando se dieron cuenta de la presencia del cartel, se dispusieron a leer todas las palabras e incluso arrancaron algunas. No nos dio tiempo a ver cuáles ya que acto seguido el sacristán salió muy enfadado, arrancó el cartel de muy mala manera y nos amenazó con llamar a la policía. Le dimos las gracias amablemente y nos fuimos de allí mientras escuchábamos cómo los ancianos les preguntaban que qué pasaba, qué habíamos hecho, a lo que el sacristán respondió: Dar por culo, eso es lo que están haciendo. Habría que pararse a reflexionar acerca de quién da por culo a quién.
El siguiente sector al que pretendemos dar un toque de atención es al de la cirugía estética, lo cual nos toca de primera mano pues toda nuestra idea surge a partir de una publicidad fomentando el rejuvenecimiento vaginal. La “belleza” (femenina, sobre todo) es un negocio que mueve millones y que se basa en algo muy simple: lucrarse a partir de las inseguridades que el propio sistema genera. Sin ir más lejos, en 2010 la Fundación Imagen y Autoestima (IMA) recogía en un informe que el 65% de los jóvenes españoles de ambos sexos no se sentían satisfechos con su propio cuerpo. Para lograrlo hay mucho trabajo detrás, se necesita de una estructura muy poderosa y antigua para ir mermando la confianza de las mujeres y convencerlas de que nunca serán lo bastante guapas, delgadas y normativamente perfectas.
La Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE) publicó en noviembre de 2018 que en España se realizan casi 400000 operaciones de cirugía estética al año, siendo las operaciones más realizadas el aumento de mamas y la liposucción. El perfil de clientes es muy variado siendo, eso sí, el 83,4% mujeres. Las estadísticas también mostraban que estas eran cada vez más jóvenes, siendo la franja de 30-44 años la que más recurre a la Cirugía Estética, con un 37,3% del total de intervenciones.
En cuanto a la estética referente a la vulva, el origen de muchas de estas operaciones son debidas a las supuestas imperfecciones que la depilación ha dejado al descubierto y que previas a la moda de la rasuración no eran tan evidentes (Joaquín García Aparicio). La ginecóloga Emilia Villegas Muñoz expone que “en torno al 10 o el 15 % de las pacientes que acuden al ginecólogo para una revisión rutinaria demuestran algún tipo de preocupación sobre sus genitales externos”. Da miedo ver cómo lo que se considera bonito en una vulva sea que esté completamente depilada y sin nada que sobresalga, es decir, el modelo infantil de vulva. La sexóloga Sonia Encinas pone el foco en la desinformación motivada por el “tabú de la sexualidad femenina, la invisibilidad de nuestros genitales y la culpa, la vergüenza que nos impide mirarnos ahí abajo".
Cuando decidimos colocar nuestro logo en una clínica de cirugía estética, comenzamos de forma tímida, poniéndolo en una farola en frente de la clínica donde no tuvimos mucho éxito ya que nuestra intención era crear impacto en las personas que entraban en tal clínica y esto no ocurrió. Más adelante, dimos un paso más arriesgado y lo pusimos en la puerta de la clínica. Duró cinco minutos allí ya que enseguida salió una de las trabajadoras que, tras consultar con su jefa, muy amablemente nos pidió que lo quitásemos pues se prohíbe fijar carteles. Resulta interesante reflexionar acerca de cuál sería la reacción de estas mujeres si supiesen qué representa nuestro logo, hasta qué punto defenderían su trabajo o reconocerían el peligro de las operaciones motivadas por razones puramente estéticas. Resulta muy revelador ver cómo, una vez más, somos las mujeres las que perpetuamos aquello que nos acaba dañando.
Por último, hemos decidido intervenir en un espacio de confluencia de los más jóvenes (frente al Marbella en el campus de Viapol), ya que lo más preocupante no es que ciertos sectores anticuados o interesados en extraer un beneficio respalden este control sobre el cuerpo femenino, sino que los más jóvenes (tanto hombres como mujeres) se sumen a esta explotación.
En todos los casos, la intervención ha tenido un carácter efímero, característica común al arte callejero. En el momento en el que intervienes el espacio público te sometes a la opinión y a la reacción de los transeúntes, del resto de personas a las que pertenece dicho espacio. Pasa a ser su arte también, para bien y para mal. Por este motivo, la práctica nos ha resultado tan interesante y significativa, pues hemos podido observar cuál ha sido la reacción que el logo ha provocado en aquellos que lo han visto. El hecho de ver, en algunos casos incluso en directo, cómo respondía la gente nos ha ayudado a comprender mejor la postura de aquellos artistas que se dedican a esto. Al igual que las ganas y la ilusión por transmitir un mensaje estuvieron presentes en el proceso de creación y puesta en práctica de este proyecto, también apareció la frustración al ver que podría haber tenido mucha más repercusión de la que tuvo si los carteles se hubiesen dejado más tiempo y se hubiesen visto más. No obstante, es parte del proceso, e incluso la desaparición de esos carteles, el cómo ocurre, la implicación que esto tiene, es arte. Ojalá hubiésemos tenido la oportunidad de grabar en vídeo al sacristán arrancando el cartel, ese momento, tan poderoso y significativo, se convierte en sí mismo en arte. Un ejemplo de lo que hablamos se observa en el que siguiente vídeo en el que puede verse la censura a la que se ve sometido el proyecto "Vidas en el agujero" del del fotógrafo Jorge López, que consistió en colocar fotos de habitantes del barrio de El Cabanyal (Valencia) el cual sufre las consecuencias de un plan urbanístico que planea el derribo de 1.500 vivendas de alto valor histórico.
Las imágenes de la destrucción del proyecto son incluso más ricas que el proyecto inicial en sí, por todo lo que ello implica.
Por último, y utilizando las herramientas con las que contamos hoy día, nos permitimos el lujo de preguntarle directamente a las personas, a través de Instagram, qué les sugería nuestro logo. Nos ha llamado la atención que, aquellas personas que se han animado a dejar una opinión en las redes, no han sido del todo sinceros al hacerlo pues, mientras que por mensajes privados hemos recibido comentarios del tipo “se parece a un chocho”, en el tablón de Instagram los comentarios han sido muy distintos, ya sea por vergüenza a admitir que les ha recordado a algo así, o porque no pensaron que fuese la respuesta que estábamos buscando. Creemos que esto es un dato muy significativo ya que, a pesar de que la mayoría de respuestas obtenidas son de gente joven, hemos observado el pudor que existe en torno a ciertos temas, como es el caso de la sexualidad, más aún si estamos hablando del cuerpo de la mujer.
APLICACIÓN A NUESTRO AULA
Como futuras maestras, nos parece vital aportar un poco de luz acerca de cómo llevar dicha práctica a la escuela de Primaria. Uno de nuestros objetivos principales como educadoras debe ser crear conciencia y capacidad crítica en nuestros alumnos. Por este motivo, creemos que el enfoque reivindicativo que le hemos dado a la creación del logo puede ser muy interesante como algo a trabajar con nuestros estudiantes. Por ejemplo, se les puede pedir que piensen sobre algo que no les parezca bien, que quieran criticar, cambiar o llamar la atención sobre ello. Puede ser algo que parece tan simple como que el patio está sucio, que los catálogos de juguetes no muestran a niños jugando con cocinitas, que los adultos no les tienen en cuenta, etc. Partiendo de eso que quieren poner en alza, deberán pensar en un objeto físico que, relacionándose con la temática en cuestión, les ayude en el diseño del logotipo. Los materiales empleados serán aquellos que tengamos a mano, como rotuladores o lápices de colores, transmitiendo en todo momento la idea de que no hace falta complejidad en el diseño o materiales sofisticados para crear arte pues, al fin y al cabo, el arte no es más que una idea potente que consigue llegar a los demás y crear un impacto postivo en ellos.
Por último, la fase de intervención en la urbe puede tener dos partes: la primera será exclusivamente reflexiva, en la que debatirán acerca de aquellos lugares en los que colocarían su obra y justificarán el porqué, ya que ello es lo que permite vislumbrar qué elementos de nuestra sociedad son los que ayudan a mantener aquello que consideramos injusto y, hasta qué punto somos conscientes de lo que ocurre. La segunda fase sería la intervención real, lo que dependerá de la libertad que tenga el docente de realizar salidas del centro. Se podría elegir un único lugar para colocar cada logo, de todos los propuestos anteriormente, para lo cual será necesario otro intenso proceso de debate en el que se expongan los pros y contras de intervenir en cada uno de los distintos sitios, hasta conseguir llegar a un acuerdo basado en argumentos fundamentados. Este contacto con la realidad dará pie a posteriores reflexiones que pueden recogerse en un blog, como es nuestro caso, en un cuaderno de campo, en un cartel informativo o incluso de forma oral, realizando grabaciones de aquellas conclusiones a las que se han llegado que podrán distribuirse luego. La forma de presentar estas conclusiones finales puede dejarse como una libre elección de los alumnos, pues probablemente ellos tengan propuestas tan o más interesantes que las nuestras propias.
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