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Transforma lo que te rodea en claveles

  • PridePrivate
  • 29 dic 2018
  • 15 Min. de lectura

Actualizado: 10 ene 2019

MEMORIA PRÁCTICA:


1. PROCESO DE CREACIÓN:


En primer lugar, estuvimos viendo los diferentes efectos y métodos que podíamos utilizar con la tinta china. Después, en una cartulina de gran tamaño hemos retratado a cada compañera con tinta china y sin utilizar instrumentos diseñados para pintar como pinceles y brochas, sino empleando objetos de la vida cotidiana. Una vez que teníamos hecho cuatro retratos con tinta china, nuestro objetivo era crear un collage cubista utilizando trozos de cada uno de los retratos.








2. INTERVENCIÓN EN LA URBE:


Se nos pedía que llevásemos nuestra propuesta a la urbe y, en este caso, mediante un montaje hemos decidimos incorporarla a la foto de la manifestación antifascista del lunes 3 de diciembre de 2018 en Sevilla, situando nuestro collage como pancarta, formando así parte de la revolución y siendo símbolo de las personas que luchan por ella.




reflexión crítica:

La primera parte de la práctica, que consistía en la creación de los retratos empleando tinta china, fue una actividad muy experimental, ya que consistió en probar diferentes formas de extender y aplicar dicho recurso sobre la cartulina. Además, nos permitió tomar conciencia de la importancia del agua en este proceso, ya que fue tan protagonista como la propia tinta, pues era la responsable de los efectos tan maravillosos que generaba esta al extenderse sobre el lienzo. En ningún momento se pretendía llegar a un retrato fiel a la realidad, ni si quiera tenía que gozar de demasiada coherencia visual, simplemente se trataba de jugar con las posibilidades que el rostro de la otra persona unido a los materiales empleados nos proporcionaba. El hecho de sustituir el pincel por otros instrumentos menos convencionales ha permitido que la experimentación con el material haya sido más rica pues, si hubiésemos empleado pinceles o brochas, nuestra mente adulta habría tenido muchas más dificultades para dejarse llevar y proponer algo distinto a lo que estamos acostumbrados a ver que puede conseguirse con pincel y tinta. Así, al emplear elementos que no están ligados al mundo artístico, nos aventuramos con más libertad y sin presiones, pues no hay nada que se espere de nosotras, no hay nada que se presuponga que tenemos que obtener, pues nadie ha hecho algo igual antes y, por tanto, no está fijado el resultado.


Además, el hecho de emplear únicamente el color negro hace necesario jugar con las diferentes texturas, con el grosor de las capas y la superposición de las mismas para ir construyendo el paisaje visual. Este uso de la tinta se refleja en obras de artistas como Lan Zhenghui, famoso por explorar el potencial físico y emocional que tiene la caligrafía china contemporánea.



Del mismo modo que este artista utiliza esta técnica para dibujar paisajes abstractos, nosotras la hemos empleado para dibujar retratos que no dejan de tener cierto carácter abstracto también. En este caso, hemos fijado un modelo (cada una de nosotras dibujaba a otra compañera) a partir del cual comenzar a experimentar. Esto ha facilitado el trabajo pues, a pesar de que se buscaba explorar diferentes posibilidades, el hecho de tener en mente una idea acerca de aquello que se quiere representar supone una guía que permite que no te desvíes demasiado de lo que quieres conseguir. Del mismo modo que nuestro punto de partida era una persona real, la artista Marlene Dumas parte de una imagen, a veces sacada por ella, a veces recortada de una revista, a partir de la cual se dispone a experimentar y realizar sus creaciones, también empleando la tinta como protagonista. Dumas utiliza estas fotografías de su colección personal y de los medios impresos para recrearlas en tonos oscuros como grises y marrones. Sin embargo, en ningún momento busca copiar literalmente dichas imágenes. La creación de estos retratos dejando fluir la tinta china y utilizando distintos utensilios es un claro ejemplo de lo que implica la no representación literal utilizada por Marlene Dumas.


Lo que la artista trata de hacer va más allá, pues no intenta retratar a una persona sin más, sino que busca capturar una emoción puntual e incluso una sensación. Sus retratos despojan al individuo de todo contexto, centrándose exclusivamente en la persona, en su identidad, dejándola desnuda, literal y metafóricamente, sin adornos. Esta idea nos parece súper poderosa, pues cuando retratamos a una persona deberíamos pararnos a reflexionar acerca de qué queremos contar sobre esa persona. Un retrato es una forma de definir al otro y, al igual que ocurre con las palabras, la pintura es limitada. No puede contarse todo de esa persona y hay que decidir qué contar. ¿Qué queremos representar exactamente: a esa persona o a esa persona en ese momento particular en el que nos disponemos a dibujarla? ¿Las personas somos una sola cosa, o nos definen los momentos concretos que se van sucediendo? ¿Seríamos iguales si nos dibujasen ahora que mañana? ¿Nuestros ojos transmitirían lo mismo en todos los retratos que nos hiciesen? Todos estos conceptos nos ayudan a introducir algunas ideas sobre las que iremos indagando más adelante, sobre el concepto de identidad, sobre lo que reflejamos de nosotros mismos y sobre lo que los demás son capaces de vislumbrar. Si ponemos a todos los alumnos a dibujar a una sola persona, cada retrato será diferente y no lo será porque algunos tengan más facilidad que otros, lo será porque cada uno está viendo una cosa y, por tanto, representará algo distinto. Cuando interactuamos con las personas, afectan dos factores: nosotros mismos y la persona con la que interactuamos. Hay que aprender a aceptar que no todas las personas van a verte como tú te ves. El hecho de que te dibujen de una forma u otra no te cambia a ti como persona. Este concepto nos da pie a introducir aspectos relacionados con la autoestima que iremos construyendo a lo largo de toda la práctica. Es vital transmitirles a los alumnos la idea de que nuestra persona es independiente a lo que los demás puedan llegar a ver en un momento puntual. Evidentemente, hay que ser capaz de detectar nuestros errores y mejorar aquello que no hacemos bien y, obviamente, tratar de hacer feliz a las personas que nos rodean, pero sin sacrificarnos a nosotros mismos. El hecho de que una persona, ya sea un amigo, una pareja, un profesor o incluso un familiar no vea nuestra valía no quiere decir que no la tengamos. Somos responsables de la imagen que transmitimos, pero no somos responsables de cómo la interpretan los demás.


Siguiendo con la obra de Marlene Dumas, nos parece importante resaltar su colección Rejects, una selección de retratos previamente rechazados de otras series de su trabajo, por dos motivos:


En primer lugar, nos permite enlazar la primera fase de la práctica (creación del retrato) con la segunda (creación del collage) ya que, en cierto modo, aúna ambas técnicas en una. La unión de dos retratos mediante el recorte de piezas de una de las obras y la superposición a la otra es una forma primigenia de hacer un collage. En nuestro caso, nos dispusimos a despiezar los cuatro retratos para, posteriormente, hacer una composición partiendo de todas estas piezas. Del mismo modo que Marlene admite que el retrato que queda debajo no tiene nada de malo, tampoco lo tienen aquellas piezas que hemos descartado, simplemente en la nueva obra que estamos creando un aspecto estético (y, por tanto, subjetivo) nos ha guiado a hacerlo de esa forma y no otra.



En segundo lugar, la idea de esta colección es muy poderosa. Se trata de darles una segunda oportunidad a aquellos retratos que han sido rechazados en ocasiones anteriores. El hecho de darle ese título a la obra, de admitir que se trata de una colección de "sobras", la despoja de cierta presión a la hora de presentarlos. Además, permite indagar en la idea de lo que implica ser rechazado, algo que da mucho miedo en nuestra sociedad. Ella misma, en algunos de sus escritos, resalta una frase del artista sudafricano Andries Botha, que dice I’d rather be abused than rejected (prefiero que abusen de mi a ser rechazado). Esta afirmación es tan real que da miedo. ¿Cuántas cosas se hacen para encajar y no ser rechazado? La necesidad del ser humano de ser aceptado nos lleva a actitudes que ponen en peligro nuestra identidad, nuestra persona. Volvemos a enlazar de nuevo con conceptos de autoestima y de construcción de nuestra personalidad, de nuestro yo. Más ligado a la parte artística, pueden plantearse preguntas del tipo: ¿qué creen que ha llevado a la artista a rechazar ese cuadro y no otro? ¿qué criterios habrá empleado? ¿qué criterios hemos utilizado nosotros a la hora de descartar ciertas piezas?


Rejects and Reasons


In South-Africa you have Reject Stores. They sell clothes that have flaws or some imperfections. It makes them cheaper.


Every group discriminates. They kick out those they feel don’t fit in; or leave out others because of a limited amount of space (or other reasons).


Marlene Dumas

Cuando nos dispusimos a realizar el collage con las diferentes partes de los retratos, en todo momento teníamos presente que el resultado no debía ser algo comúnmente reconocido como “bonito”. El proceso de creación nos iba a llevar, inevitablemente, a la creación de un “monstruo”, algo que no tenía por qué ser negativo. Partiendo de esta idea, comenzamos a reflexionar en la idea de monstruo que existe en nuestra sociedad. Consideramos monstruoso algo que se aleja de lo normativo, de lo que estamos acostumbrados a ver, de lo que se supone que es aceptable. Pero, ¿no es monstruoso todo lo que hacemos por encajar?


En esta obra de Lynn Hershman-Leeson (1941) sí que da la sensación de que nos encontremos frente a un monstruo. Al mirar la cara de la mujer nos resulta chocante y hasta cierto punto grotesca. Sin embargo, cuando bajamos la mirada para leer la “leyenda” nos sorprende lo familiar que resulta. ¿Cuántas veces hemos visto imágenes como esa? La publicidad y el sexismo se unen, en este caso, para presionar a las mujeres y decirles qué tienen que llevar para encajar en lo normativo y si no son aceptadas, no será porque no le hayan dado las claves del éxito. Al fin y al cabo, no tendríamos más que imitar a los modelos que nos presentan.


En relación a esta imagen, nos encontramos otro trabajo similiar, en este caso de la artista Cindy Sherman, en la que utilizando el autoretrato y la distorsión critica los estereotipos establecidos.


En la imagen de la derecha, subida a su cuenta oficial de instagram, el pie de página indica:


To professional makeup artists everywhere: I can now proudly say I am one of you.





Otra artista que ha luchado contra los cánones de belleza impuestos es la cubana Ana Mendieta, la cual también juega con su imagen para salirse de la norma, y para cuestionar las identidades masculinas y femeninas y poner en entredicho esa necesidad social de separarnos por sexos y presuponer que en función de ser hombres o mujeres tenemos que estar encasillados dentro de unos gustos determinados, una apariencia fijada y cumplir ciertas funciones.


Facial Hair Transplant (1972)


Esta necesidad por cumplir los estándares de belleza se acrecienta si, además de ser mujer, se es "racializada" (concepto sobre el que podría reflexionarse largo y tendido, pues el origen de las razas no es más que una construcción social utilizada para justificar por qué hay ciudadanos de primera y de segunda clase). Estas mujeres tienen una doble lucha, contra el machismo y contra el racismo, contra las normas que estipulan que lo bonito es tener la piel blanca, el pelo liso y los ojos claros. Surgió así el movimiento Black is beautiful, que reivindicaba que la belleza está en aceptarse a sí mismo. La activista negra Kathleen Cleaver luchó, como se muestra en este vídeo, contra la idea de que  "solo las personas blancas son hermosas, que solo el pelo liso, los ojos y la piel clara eran hermosos". Y la consecuencia que ello tuvo, con todas esas mujeres  negras buscando parecerse a las mujeres blancas, alisándose el pelo, aclararándose la piel, etc. Igualmente, el boxeador Muhammad Ali expone ejemplos acerca de cómo desde pequeños nos han socializado para creer que lo bueno es blanco y lo malo es negro.


Por este motivo, el fotógrafo Kwame Brathwaite dedicó 50 años de su vida a fotografiar la belleza y moda negra, dando poder a este movimiento.



Partiendo del movimiento Black is beautiful, nos surge la idea Difference is beautiful. Para comenzar, nos disponemos a indagar acerca de estos conceptos por separado. La diferencia es aquella cualidad que nos distingue de los demás y que, por tanto, nos dota de una identidad. La RAE define la palabra identidad como un conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás. Además, otra de las acepciones define la identidad como la conciencia que una persona tiene de ser ella misma y distinta a las demás. De este modo, podemos suponer que nunca encontraremos a dos individuos idénticos ya que ni genéticamente ni personalmente pueden ser iguales. Por otra parte, con respecto a la palabra beautiful, la RAE define algo bello como aquello que, por la perfección de sus formas, complace a la vista o al oído y, por extensión al espíritu. No obstante, lo que se considera perfecto y, por tanto, complaciente no deja de ser arbitrario y marcado por las clases más pudientes (muestra de ello son los cambios que se han dado en los cánones de belleza a lo alrgo de la historia) y ha motivado que desde la antigüedad se hayan marcado unos patrones que rigen lo que se considera correcto y lo que no.


Por todo ello, pensamos que la idea de "different is beautiful" engloba muy bien el enfoque que estamos dándole a toda esta práctica, a partir de la cual queremos resaltar la importancia que tiene el ser conscientes de que ser diferente al resto es algo positivo. El "yo" es algo único que nos representa única y exclusivamente a nosotros. Sin embargo, hoy día la sociedad se muestra bastante homogénea. Por ejemplo, si nos fijamos en una una ciudad como Sevilla, asusta el ver cuánto se parecen las personas de un mismo rango de edad. Tienen los mismos gustos musicales, los mismos ídolos, unas aspiraciones muy similares y una forma de vestir también muy parecida. Sin embargo, las personas por dentro son mucho más complejas de lo que se muestra. Quizás haya gran parte que actúe de determinada forma porque así lo hace el entorno que le rodea, o quizás sea el miedo a cambiar o a mostrarse diferente, en definitiva, a no encajar. La escuela como agente socializador tiene que responsabilizarse y convertirse en un lugar seguro donde explotar esta diversidad y tolerancia hacia la misma.


Además, al romper los diferentes retratos para volverlos a unir en una nueva composición, no estamos haciendo otra cosa que fragmentar nuestro aspecto físico y unirlo al del resto de compañeras, creando así una nueva identidad. Este proceso permite que se reflexione, una vez más,  acerca de qué entendemos por identidad física y de qué forma se liga a nuestra identidad en sentido amplio, a nuestra personalidad. El hecho de que hayamos nacido con un físico particular ha determinado de qué manera nos relacionamos con los demás, de qué manera nos vemos a nosotros mismos. Podemos imaginarnos qué hubiese pasado, por ejemplo, si hubiésemos nacido con otro color de ojos. Cosas que a simple vista parecen absurdas, van marcando nuestra forma de ser. No suena tan absurdo, por ejemplo, si en vez de hablar de color de ojos hablamos de color de piel. De nuevo podemos proponer discusiones en torno a la autoestima, a partir de preguntas del tipo: ¿qué parte de tu cuerpo cambiarías y por qué? ¿a qué crees que se debe que tengas esa idea? Puede reflexionarse acerca de hasta qué punto es importante que nos sintamos bien con nuestro aspecto externo y de qué manera esto repercutirá en nuestra confianza y en la seguridad que proyectamos a los demás. Si es así, ¿por qué las personas transexuales necesitan cambiar su aspecto físico? ¿Dejan de ser ellas mismas en el momento que lo hacen? ¿o empiezan a completar aquellas partes que no han podido definir con anterioridad por el miedo y la represión a la que se ven sometidos? Del mismo modo que en la práctica anterior (transforma lo que te rodea en tulipanes) hacíamos una crítica a la cirugía estética cuando se trataba de presionar a las personas para alcanzar unos ideales de belleza impuestos por una sociedad sexista, racista y homófoba, hoy volvemos a retomar este tema para resaltar que la cirugía estética no es una opción para muchas personas, es una salida, es una puerta para la libertad, pues en muchos casos es ese físico el que nos está atrapando, el que no nos deja construir nuestra autoestima, el que no nos deja construir nuestra identidad.


La última fase de esta práctica consistía, de nuevo, en intervenir en la urbe, permitiendo la interacción de nuestro collage cubista con el entorno y viendo qué podía ofrecernos esto. A pesar de que la idea inicial de la práctica era centrarnos en el aspecto estético, buscar una foto impactante sin centrarnos en el significado, no hemos podido evitar darle una razón de ser a nuestra intervención. Tras haber trabajado conceptos tan importantes como los de identidad, diversidad y autoestima, y enmarcándonos dentro del momento político tan deprimente que está teniendo lugar, no hemos podido evitar aprovechar esta situación para, una vez más, hacer un llamado a nuestras consciencias. Por ello, decidimos llevar nuestra imagen a modo de pancarta a la manifestación antifascista del 3 de diciembre. Esto tiene dos motivos:


Por un lado, la idea de identidad grupal. Una manifestación no deja de ser un collage de distintas personalidades que se unen para luchar por algo que consideran importante, creando una nueva identidad, dándole sentido a todas esas partes hasta entonces disgregadas. La unión hace la fuerza.


Por otro lado, reivindicar lo diferente en un mundo en el que lo normal se convierte en una cárcel para el desarrollo de las personas. Lo normal es ser hetero, lo normal es que cada uno se quede en su país, lo normal es que las mujeres quieran tener hijos, lo normal es que si tienes pene seas hombre y que si no lo tienes seas mujer, lo normal es que las mujeres se depilen y los hombres no, lo normal es que nuestro físico nos defina, lo normal es que si estás gordo es que no te quieres a ti mismo, lo normal es, lo normal es, lo normal es. Lo normal acorrala, lo normal limita, lo normal ahoga. Lo normal mata la libertad. ¿Hasta qué punto es normal lo que se considera normal?


Es por este motivo que hemos decidido llamar a esta entrada transforma todo lo que te rodea en claveles, como homenaje a todos aquellos movimientos pacíficos y revolucionarios que han ido surgiendo a lo largo de la historia que han luchado por nuestros derechos.  Hacemos así alusión al gesto que se asocia al final de la dictadura portuguesa que duró más de 40 años. El 25 de abril de 1974, Celeste, una mujer portuguesa, se dirigía a su trabajo con un ramo de flores que había comprado para una celebración que no se llegó a realizar debido a que ese día comenzó la sublebación contra la dictadura. De camino a su casa se encontró con varios soldados sublevados a los que les dio unos claveles que pusieron en su fusil. Este gesto, que se hizo representativo, simboliza el carácter pacífico de esta revuelta y demuestra cómo las personas pueden unirse para reivindicar la libertad cuando nuestros derechos e intereses se ven en peligro, como pasó en la manifestación del 3 de diciembre en Sevilla, cuando sacamos las garras ante la amenza de una vuelta a los pensamientos fascistas. Ese gesto, inmortalizado en una foto, creó un impacto que nadie se esperaba y que pasaría a la historia.


APLICACIÓN A NUESTRO AULA


Como maestros, no podemos limitarnos a la idea del “arte por el arte”, aunque esta pueda resaltarse en diferentes momentos. Vivimos en un momento social en el que el discurso de odio se está imponiendo a nivel global, donde la intolerancia está a la orden del día, motivada por un miedo a lo diferente. Por esta razón, consideramos que la educación no puede permitirse el lujo de desperdiciar ninguna oportunidad para crear conciencia. De este modo, esta práctica que en un primer momento parece que se centra mucho en lo visual y estético, puede verse con una lupa diferente.


Así, tal y como hemos ido introduciendo a lo largo de la práctica, tanto la creación de los retratos como del collage pueden servir de excusa para trabajar conceptos de identidad y autoestima. Inspirándonos en el trabajo de Ellen Duthie de filosofía visual para niños que busca despertar preguntas en los alumnos partiendo de imágenes seleccionadas,  pretendemos crear un clima en el que se planteen dudas y posibles respuestas, con el objetivo no de llegar a una conclusión exacta, sino simplemente de pararnos a reflexionar acerca de diferentes ideas que podamos tener en nuestra cabeza y a las que aún no les hemos dado forma.



Para comenzar, pueden plantearse preguntas como las siguientes, aunque serán los alumnos los que vayan determinando qué dirección lleva el debate: ¿qué parte de cada una de nosotros hay en el collage?, ¿si pongo los ojos de Lucía, la boca de María, la nariz de Victoria, el pelo de Ana Belén y las orejas de Nerea, qué pensarías de esa persona?, ¿qué aspectos de nuestra personalidad van ligados a esos aspectos físicos? Si te gustan tus ojos, transmitirías seguridad, sin embargo, ¿y si aportas la parte de tu cuerpo que menos te gusta? ¿a qué crees que se debe? Físicamente, ¿qué me diferencia a mí de mi compañero? ¿Qué partes de mi cuerpo tendrían que quitarme para que dejase de ser yo? ¿Si me cambian aspectos de mi físico, afectaría a mi personalidad? ¿Hasta qué punto influye nuestra apariencia física en nuestro yo interior? ¿Una persona que decide cambiar su físico, deja de ser ella misma? ¿Qué pasaría si todos fuésemos exactamente iguales? ¿Te imaginas viviendo en un mundo en el que todos sean iguales? Imagínatelo en esta clase, ¿cómo sería?


Esta actividad puede enlazarse, por ejemplo, con la visualización de un fragmento de la película Anomalisa, en la cual todos los personajes, excepto el protagonista, tienen la misma cara y la misma voz. A partir de este vídeo puede seguir reflexionándose acerca de qué implicaría vivir en un mundo en el que todas las personas fuesen iguales y cuáles son las ventajas de que seamos diferentes los unos de los otros. Además, resultaría súper interesante enseñarle a nuestros alumnos el proceso de creación de la película, pues se basa en la técnica stop motion ya que partiendo de esculturas hechas a mano, se van realizando fotos de los movimientos de los personajes para, posteriormente, unirlas a alta velocidad para crear un vídeo, la película.



 
 
 

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